Hermano Cenizo: El ruido de los escritores
Érase una biblioteca solitaria, vacía de almas y repleta de moho. Ahí estaba yo, y conocí a un impostor. Hermano Cenizo, se llamaba. No era su verdadero nombre, algo dijo sobre no sé qué escritor y no sé cuál personaje. Y ahí empezó su retahíla de maldiciones hacia las redes sociales y la gente que vende su indiscreción por likes . Hacer lo mismo que los demás es fácil. Cuantos más se suman, la maniobra en cuestión se convierte en el padrenuestro obligatorio en la misa de las redes sociales. Y yo que estoy, más o menos, al pie del umbral, pensando en dar el siguiente paso o no. Perjudicial no será, si tanta gente no deja de hacer ruido constantemente. Pero a mí me gusta el silencio en todos los aspectos. Me resultará difícil olvidar la escena de los hermanos Ceniza, esos que Arturo Pérez-Reverte dejó sueltos en su aventura bibliófila, y a los que de inmediato me incorporé a sus filas enamorado, perdidamente, de su actitud agresiva contra lo mainstream , sin que supieran siquiera q...